ADIÓS MANUEL VARRONA, ORGULLO DE LA PLÁSTICA DE TIJUANA

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Por Eunice Contreras
Tijuana BC, 08 de septiembre de 2020.- Tijuana es una frontera donde el simbolismo está plasmado en los pequeños, pero también en los grandes detalles. Y esta simbólica proyección nacional e internacional, en términos de plástica tiene un nombre: Manuel Varrona.
Así, el maestro del pincel, oriundo en esta frontera vio la luz en 1936, nació pintando, teniendo como primeros estudios en la escuela de artes “La Esmeralda” donde tuvo ese primer acercamiento a la pintura y a la escultura con la maestra Ruth Rivera, quien a su vez es hija del muralista mexicano y pintor Alfonso Ayala, a quien el maestro Varrona describe como “el mejor impresionista de México”.
El tiempo, su gusto y compromiso con el arte, llevaron al maestro Varrona a emprender estudios formales en sociología del arte, en la Escuela de Estudios Superiores en Ciencias Sociales, en París, Francia.
“En París viví los mejores años de mi vida” en más de una ocasión escuché al maestro expresarse así de la capital europea de la inspiración, donde 20 años fueron suficientes para coincidir con grandes exponentes artísticos como el pintor cubano Wilfredo Lam y la rusa Sonia Delaunay; anécdotas que además han sido contadas a través de entrevistas en medios nacionales.
París le dio a Varrona conocimiento, arte y un mundo exquisito y enigmático, pero también desencuentros, como el que tuvo con el escritor Julio Cortázar en 1968. Este sucedió mientras Varrona pintaba un mural en la Casa de Argentina. “No nos llevábamos, nos caíamos gordos. Yo pinté a un joven que daba un paso pisando a La Soborna, llevaba una antorcha con un fuego que forma el retrato del Che Guevara. Era una forma de decir lo que pensaba, fue mi contribución al movimiento de 1968, el cual se dice fue borrado, supongo que por el mensaje. Cortázar se enojó conmigo”, afirmó Varrona.
El maestro Varrona pasó estos últimos cinco años impartiendo clases de dibujo, pintura y francés en la Casa de la Cultura San Antonio de los Buenos, ubicada en el fraccionamiento El Rubí en Tijuana, pero su inspiración continua: “yo siempre pinto, estoy buscando siempre a alguien a quien hacerle un retrato. Mi arte no es comercial porque soy un pintor”, nos cuenta el maestro con gran ánimo.
Al preguntarle sobre su visión relativa al mercado del arte, reflexiona y comenta que, “algunas veces, en Francia, obreros compraron mis pinturas; no eran ministros o millonarios como comúnmente se cree, pero me depositaban puntualmente…Aquí en Tijuana, muy pocos han comprado mi obra, algunos regatean a pesar de ser millonarios”, dijo.
La obra de Varrona siempre se caracterizó por el manejo de símbolos, el surrealismo y guiños que componen un mundo propio en cada lienzo. Destaca el cuidado sentido estético, las técnicas y la variada temática de cuadros que creó para sus exposiciones. Lo mismo va de lo erótico a lo político, que de lo cósmico a lo musical.
Cabe destacar que por su aula han pasado generaciones y generaciones de jóvenes interesados en el arte, tanto en París como en Tijuana. Entre sus alumnos más destacados se encuentran Viviana Vega y Humberto Barba.
El pasado 09 de mayo, el Instituto Municipal de Arte y Cultura le rindió un merecido homenaje en vida para celebrar sus 62 años de trayectoria como artista plástico a través de su exposición «Varrona Simbolista», y entonces una vez más vimos a un Varrona alegre y sensible a la vez, que lo mismo evocó sus primeros años de creación, como a su padre y sus hijos.
Descanse en paz, Manuel Varrona.

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