TIJUANA BC, 30 de mayo de 2021.- La videodanza es una vertiente que conjuga el movimiento con un contexto, un escenario de locación, es decir no propiamente un teatro, o un foro escénico, a través de la cual la danza y la cámara establecen una relación simbiótica, donde el uso de la lente será el generador tanto de la historia a exponer, como el provocador del movimiento que se plantee en el trabajo final de una videodanza.
Pero, ¿Qué hay de los cuerpos como parte de una historia de movimiento plasmada en un video? ¿es necesario que en una videodanza el cuerpo humano sea quien guíe el hilo conductor de una historia de movimiento en video? ¿no es a caso redundante o cómodo plantar una cámara a toma abierta y bailar o moverse frente a ella?
Entonces, ¿Qué es lo que debe plantearse un coreógrafo, o un intérprete creativo ante la idea de generar una videodanza?
Todos estos cuestionamientos encontraron respuesta en la noche de ayer, sábado 29 de mayo, durante la presentación de la segunda edición de la muestra de proyección de videodanzas CINEMÁTICA Vol. II en Tijuana, teniendo como espacio de exhibición el Centro Cultural Revolución (antes Cine Bujazán), donde se observaron 8 trabajos, algunos dirigidos por experimentados coreógrafos de la localidad, otros por bailarines emergentes cuyas carreras aún no se consolidan escénicamente, pero que ante la posibilidad de crear en un largo tiempo de aislamiento exploraron y lograron ejercicios de danza videograbados, pero que están lejos de encuadrarse en esta posibilidad del arte visual en movimiento.
Sin duda, cada nueva oportunidad para la danza es todo un camino de aprendizaje, pero bueno, en el arte todo está escrito, así que las «nuevas» propuestas y sus creadores contarán siempre con una herramienta inspiradora que los lleve a transformar cualquier influencia detonadora de sus procesos creativos, aunque no todos lo logren.
Así, anoche se presentaron ocho «videodanzas» breves, de las cuales tres trabajos podrían catalogarse como tales. La primera de ellas lo fue «Germinar» un ejercicio videográfico que, me evoca claramente a un trabajo dancístico desarrollado por la coreógrafa y maestra Alicia Sánchez de nombre «Paragramas de instantes vividos», presentado en Tijuana, Mexicali y Rosarito en el año 2018, en la cual una de sus escena principales es desarrollada por una intérprete creativa a partir de una tina de baño postrada en un jardín, rodeada de naturaleza, tal cual se muestra de forma casi idéntica, en este ejercicio de video y danza.
En el caso de «Germinar», la creadora de la idea «original», Ahuanda Sanhua nos expone a diferentes mujeres quienes descifran a través del movimiento dentro de una bañera exterior y en agua, la lucha interna de cualquier fémina ante su condición de vida, así como la importancia de la sororidad entre mujeres y cómo es que se valen anímicamente una e la otra para reconstruirse.
En lo que respecta a puntos técnicos, «Germinar» es un ejercicio visual que explora tomas planas, abiertas y cerradas, con movimientos de lente pausados, lo que los llevó a lograr una edición limpia. Podría hablarse, por el desarrollo interpretativo, que hubo una dirección escénica clara que finalmente converge en la idea del apoyo entre mujeres, sería interesante que su creadora en conjunto con su videasta, Ángel Soberanes, exploraran en su próximo trabajo la kinesis de la cámara, conjugada con otro tipo de cuerpos, establecer la velocidad necesaria para generar otro tipo de danza plasmada en video, construir así una historia concreta que pasee al espectador en el ir deshilando una madeja para llegar a un final y no sumergirse en un sólo sentimiento.
La segunda pieza, «Heavy Hopefulness» a cargo de la agrupación Péndulo Cero, es una videodanza lograda dignamente, en el sentido de la conjugación de tres importantes herramientas como lo son el arte sonoro, la edición y la integración de atmósferas y cuerpos en movimiento a una idea, un trabajo redondo que nos invita a la reflexión del espacio que habitamos, a cómo nos relacionamos con la tierra donde estamos parados, independiente de la textura de cada suelo, y cómo el mismo nos lleva al movimiento partiendo de las sensaciones y sentimientos que nuestra relación con la tierra nos provoca y no propiamente de nuestras relaciones con otros individuos o bien con otros objetos.
Mención a parte merece el trabajo del videasta de «Heavy Hopefulness», así como la edición del mismo, en donde encontramos claramente un trabajo que juega con las posibilidades de convertir a la lente en un ente con movimiento propio, que se reduce y se expande según la necesidad de lo que observa y de lo que escucha, lo que nos da al espectador la sensación de ser parte del contexto que plantea.
Por último en «Quilt Love», encontramos un trabajo elegante, una videodanza bien construida en el sentido de la estética, pero también en el desarrollo total de una idea, donde no se detecta comodidad en sus creadores, al contrario, se nota que son artistas nutridos intelectualmente que no temen a los resultados, y que a su vez confían en lo que proponen y logran.
Como lo escribí el 10 de septiembre de 2020, cuando esta videodanza fue ventilada públicamente por primera vez a través de las redes sociales, esta pieza nos muestra el aprovechamiento del tiempo en aislamiento, enfocado a la creación del movimiento a partir de la posibilidad de una cámara.
Es pues, una historia musical cinematográfica dancística de color, que nos cuenta una romántica historia de amor entre dos inquietas quiltas, con una tenue esencia humanoide que le da un toque encerradamente citadino, interno, externo, cibernético, cafetoso, colorido, tejido de aguja o gancho, guantesco, sin cara, sin dedos, sin labios unidos, con baño redondo a puro giro líquido, y una peluda mascota, negra y ociosa como las almas, las mentes y los creativos y encerrados cerebros de los maestros, coreógrafos, actores, bailarines, editores fílmicos, guionistas, escenógrafos, iluminadores, secuencistas, crew, casting, bailarines y norteños Sergio Vázquez y Daniela Vázquez.
En «Quilt Love» nos topamos con la intrínseca necesidad de exploración continua por parte de sus creadores, es un trabajo que exhibe un principio, un desarrollo, un climax y un final, con toques de humor que humanizan a las quiltas, que nos retratan a los humanos a partir de un encierro obligado y necesario, donde técnicamente encontramos un juego entre la iluminación, interior y exterior, cortes justificados, paneos alcanzables, lentos y rápidos, movimiento de objetos que no son propiamente cuerpo humano pero, que igual nos brindan una cadencia y una conexión clara con un discurso íntimo que parte de una historia jamás danzada y que todo bailarín y coreógrafo, emergente o experimentado, debe ver.
Ya para terminar y refiriéndome a la organización y convocatoria de CINEMÁTICA Vol. II, reitero mi reconocimiento al esfuerzo del artista y productor Rubén Valencia, así como el de Gabriel Ledón y todo su equipo, quienes son una muestra clara de que la reactivación cultural y artística, en materia de lo independiente, reacciona con un sublime éxito ante el adormecimiento de las instituciones culturales de la localidad.