ALBERTO NÚÑEZ PALACIO…LA ENTREVISTA

Vaya que es revelador cómo nos asume un extranjero en nuestra tierra

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Ciudad de México, 26 de diciembre de 2019.- A inicios de este mes de diciembre, con motivo de su más reciente producción discográfica entrevisté al guitarrista Roberto Limón, y con su “Milonga feroz”, conocí por referencia al compositor y arreglista argentino radicado en México, Alberto Núñez Palacio.

Así, con más curiosidad que conocimiento musical me tomé el atrevimiento de escribirle para realizarle una entrevista que comenzó con una prosa natural y limpia.

“No me fui de Argentina por gusto.  Mi mujer, nuestras dos pequeñas hijas y yo engrosamos las filas de los miles y miles de argentinos que fueron empujados al exilio por las dictaduras militares  que asolaron nuestro país”; escribió Alberto.

De entrada una fuerte confesión, a lo que le siguió una frase aún más pegadora: “Y el exilio no es un viaje de placer. Significa dejar atrás tu historia, perder la identidad, comenzar nuevamente desde cero en algún país donde no conoces nadie,  ni nadie te conoce y sin un peso en el  bolsillo”.

Parece difícil, hacer una entrevista a distancia, y en un caso como Alberto, quien me ha permitido tutearle epistolarmente a través de la moderna tecnología, lo es aún más. Hoy que de alguna forma transcribo sus letras, que mientras leo, me permiten imaginar el tono ácido de un argentino-mexicano, que dejó atrás una carrera consolidada y promisoria y que de una forma modesta dijo que no sabe si valía la pena detallar en este caso.

Así fue que en 1980,  aun viviendo en Europa, decidieron asentarse en México. “¿Por qué México?  Por diferentes motivos, algunos de los cuales no comprenden los mismos mexicanos, a quienes los gringos han enseñado a desvalorizarse.  Pero yo que soy un fanático de la historia, sé que la de México es fascinante y portentosa”.

Vaya que es revelador cómo nos asume un extranjero en nuestra tierra, como alguien a quien debería preguntarle sobre su arte, me deja ver que tras su creatividad musical se encuentra un hombre, no nato azteca, capaz de apreciar con tanto orgullo el grandioso periodo en las artes de nuestro México durante el siglo XX; y al tiempo citar al cubano Alejo Carpentier en su novela “La consagración de la primavera”, en alusión a la obra de Igor Stravinsky, quien en dicha obra literaria hace una análisis comparativo muy interesante sobre los muralistas mexicanos como símbolo de lo nuevo y progresista en contraposición a las artes plásticas europeas,  individualistas y decadentes.

Y es justo en esta parte de la entrevista donde hago un paréntesis para reflexionar sobre mi México y ahora su México, uno que él ve y otro que yo siento y al que él le suma con tanto orgullo su propio análisis: “México fue escenario de una de las primeras revoluciones del siglo XX, siglo de revoluciones. Entender o juzgar la Revolución Mexicana sólo como un acontecimiento político-militar,  es no entender su genética histórica y su enorme trascendencia cultural”.

Y tras esto, no sé si parar de escribir y llamar a Roberto Limón y agradecerle me haya presentado a esta joya musical con un pensamiento claro y analítico sobre mí México y sus artes.

Así, muy quitada de la pena continua la prosa de Alberto Núñez Palacio, sosteniendo que, “el fenómeno de vanguardia que caracterizó a los muralistas mexicanos tuvo su correlato el caso de la música  con el    florecimiento del movimiento nacionalista.  Vale hacer una aclaración: siempre sostuve que no existe una frontera definida que divida la música popular de la música de concierto.  La música es sólo una, con diferentes grados de complejidad y sofisticación. Y según nuestros juicios de valor subjetivos, podemos considerarla buena, mala, mediocre o sublime.  Los movimientos musicales nacionalistas en la música de concierto latinoamericana, que abreva en la música popular acreditan  esta teoría de forma más que convincente”.

Dijo reconocerse como un humilde zaga de estos movimientos, que en su particular preferencia tienen nombre y apellido.  En Argentina  J.C. Paz, Alberto Ginastera y quien fuera su alumno: Astor Piazzolla.  En México Ponce, Chávez y muy especialmente un verdadero genio: Silvestre Revueltas.

Así llega a su fin esta primera parte de la entrevista a maestro Alberto Núñez Palacio, quien terminó acentuando el gran país que poseemos y que no reconocemos con: “Creo que las razones de la elección de México como lugar donde desarrollar el cuerpo (¡vivan las enchiladas!) y el espíritu, fueron claras. Estimada Eunice: disculpa la plomiza extensión de mi respuesta a una sola de tus preguntas.  Prometo en adelante ejercitar el beneficio de la síntesis.

(Continuará).

Afectuosamente,

Alberto”.

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