**El Festival de Danza Contemporánea ha venido en picada, poco público, pobre difusión y con una programación inentendible, lo que ahuyenta por mucho a la audiencia
TIJUANA BC, 28 de abril de 2024.- Con un aforo breve para la audiencia, por la misma intimidad que requirió la presentación de la pieza «Mihna Casa» de la bailarina y coreógrafa tijuanense Briseida López Inzunza, la debilitada XXV Edición del Festival de Danza Contemporánea Cuerpos en Tránsito, cobró un respiro; pues hasta hoy, Mihna Casa ha sido lo más allegado a las necesidades de entendimiento de la audiencia en relación a la danza.
Quienes hemos seguido de cerca el desarrollo artístico y profesional de Briseida López, sabemos de facto que la creadora siempre tiene algo importante que decir y exponer.
En tiempos en que el festival en cuestión ha perdido audiencia en comparación a otros años, llega Minha y su creadora e intérprete para hacer vibrar a los asistentes; a través de una reflexiva propuesta escénica que nos plantea el cuerpo como espacio, habitado.
El cuerpo que memoriza su devenir entre lo cotidiano, lo público, lo íntimo, ese lado sensible pues que nos recuerda que finalmente nuestro cuerpo se manifiesta, en su andar, en su postura misma ante la vida y lo que esta brinda.
La presentación de Minha Casa, nos vino a confrontar la importancia de nuestro cuerpo a partir de nuestra existencia, fuera de aclichetados lenguajes conceptuales que a muchos creadores les gusta abordar, Briseida López nos muestra en su sencilla idea, un discurso entendible, pero no por eso predecible.
Este año, la edición XXV del festival de danza contemporánea en cuestión, integró este acierto escénico dancístico que, vino a hacer la diferencia en la abstracta idea de la danza conceptual de otras participaciones. Y es justo aquí donde la audiencia se regodea porque entiende y se refleja, y obvio me refiero a esa parte del público que no es asiduo a la danza y que ojalá algún día se incremente de nuevo.
En Mihna Casa es cuerpo y espacio a la vez, un recipiente de recuerdos y sabiduría, un territorio con dueño, sabio y verídico, que siente, y que es capaz de reflexionar a través de la memoria.
Por otro lado, está el papel poco comprometido de la institución que arropa la organización del Festival Cuerpos en Tránsito. Así, por lo que se ha podido apreciar en estos días de danza, es que el Centro Cultural Tijuana y su dirección, tienen una gran área de oportunidad que aprovechar en términos de promoción y difusión.
Hoy, en que por instrucción presidencial la Cultura es un derecho que a toda la ciudadanía debe ocupar, la institución ha venido desaprovechando la gratuidad de sus actividades, y lejos de llevar a cabo todo un despliegue de promoción, difusión y vinculación para que el arte y la cultura lleguen hasta el último rincón de la comunidad, se ha conformado, con lo que alguna vez representó el CECUT, una instancia del que toda una ciudad estaba pendiente, hoy luce descuidado en su infraestructura y desganado en su operatividad.
Ojalá que la próxima administración de este recinto se atreva a salir de su área de confort y le apueste a las audiencias indeterminadas, así volverá su actividad una cosa genuina que verdaderamente impacte en la comunidad, y no se espere al último año de gestión para ponerse a trabajar.
Las imágenes que ilustran la presente crítica son de autoría del fotógrafo Gabriel Monroy